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me gusta la gente que lleva sombrero. como la que lleva gabardina. hay todo un arte innato en ello. algo que sin duda viene en la carga genética. éste hará ecuaciones como churros y el otro se pondrá un sombrero y cambiará el mundo. yo no estoy en ninguna de esas dos premisas. aunque daría una pizca de mi alma por ponerme un sombrero y, como si nada, salir a la calle. sin duda el de chistera sería mi favorito. es un sombrero infinito. si un conejo es capaz de vivir ahí adentro ...pero las pamelas son los sombreros que mejor combinarían con mi personalidad. te pones una y nadie te ve . llevar pamela es como ponerte los cascos en una reunión de trabajo. estás pero no estás. es el sombrero escapista. un bombin también me parece de lo más irresistible. era el sombrero de Chaplin y también el de Mary poppins. redondeado es como llevar al mundo en la cabeza. para mí es el que mejor se ajusta y jamás estropearia un cardado. el sombrero de ala, que es el de los sheriff del lejano oeste, es de lo más interesante. nada como inclinarlo sobre los ojos para volverte misterioso y enigmático. Clint Eastwood sabe mucho de esto, verdad?
en muchas ocasiones me he probado sombreros pero ninguno se amoldaba a mi cabeza... o a mi. demasiados pequeños, demasiado grandes, sin gracia o simplemente incómodos me tengo que posicionar en el bando de aquellos que una tarde cualquiera de junio escriben sobre los sombreros que nunca llevarán mientras recuerdo la suerte que tuve con ese profesor de matemáticas que me aprobó sin saber despejar x.
miércoles, 10 de junio de 2020
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