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me doy cuenta de que si pudiese ver este diario desde afuera se parecería mucho a un terrario de hormigas. he excavado un laberinto todos estos días. con precisión quirúrgica he ido profundizado por todos esos recovecos que nunca había paseado. ahora lo que no se es si seré capaz de volver al punto de partida o continuar desde aquí. es tiempo de incertidumbre. y yo estoy aquí en mi terrario. he aprendido que estoy donde tengo que estar. mi amiga marta siempre me recuerda que todo un ejército de ángeles guardianes protegen mi espalda. tenemos la munición a punto. por lo que pueda ocurrir. también hay bajas en las trincheras. estoy a punto de incorporarme a la normalidad. soldado raso. en triple línea de batalla que decía julio cesar. se que sigo buscando respuestas que aún no tienen ni pregunta. como si anticipandome lo pudiese apaciguar. lo que sea. no vaya a ser que, accidentalmente, tire lo más importante.
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a veces cuando me levanto rápido de la cama o del sofá me mareo. el techo se me pone en los pies. tardo unos segundos en volver a poner todo en su sitio. es como si de repente viese el mundo a través de un caleidoscopio. todo está lleno de trocitos de cosas. un poco del principio, algo del medio, unos cuantos sueños, un deseo, un pensamiento, el final del café... agitar antes de usar podría ser mi mantra y como el Tetris tengo que ir encajando las piezas según van cayendo. no lleva mucho tiempo. pero que rato. hay quien dice que son vértigos. pero hay poca altura desde aquí. puede que no sea tanto algo de altitud sino de acabar de aterrizar. poner los pies en el suelo como deporte de riesgo.
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