cincuenta días. a treinta de poder dar la vuelta al mundo como willly fog. a veintiocho de mi cumpleaños. a quince de San Isidro. a once de volver a la oficina. a tres del día de la madre. cincuenta días como cincuenta dentelladas. un castillo de naipes volando y ciento en la mano. una mariposa. creo que nunca había visto una en Madrid. que hará tan lejos de un jardín? pero acaso sabe ella lo que es un jardín? a mi me encantan los jardines. huelen tan bien. son perfectos. callados dejan que todo ocurra a su alrededor. y sólo cuando han visto suficiente o demasiado marchitan sus hojas. creo que cuando el retiro vuelva a abrir sus puertas iré allí. sin duda. si me estuvierais viendo veríais como mi dedo índice apunta hacia el parque. para que siga el camino. yo también. al jardín de rosas. algo que me recuerde que aunque ese ayer está ya en una galaxia muy lejana si existió. porque para llegar a hoy, hasta aquí, han tenido que pasar antes cuarenta y nueve días.
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hoy es un viernes con sabor a domingo. y no sé por qué. marzo ventoso, abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso. que nos hace creernos todo poderosos? acaso lo sabes tu? yo tampoco. me acuerdo que de pequeña me decían que si no me dormía pronto vendría el hombre del saco. o el coco. llevo noches de insomnio haciendo guardia esperando a este señor. he llegado a pensar que o Le habían hecho un erte o que los niños de ahora ni saben quién es. y cuando nadie te recuerda es cuando desapareces. somos lo que somos por lo que recordamos y por cómo lo recordamos. y yo, por suerte, tengo muy buena memoria.
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