sábado, 25 de abril de 2020

laberintos

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cada tarde cuando subo a la terraza busco a la gatita tricolor que pasea por los tejados. la he convertido en un talismán. verla, encontrarla, es como saber que todo irá bien. siempre han dicho que una tricolor es sinónimo de buena fortuna. no sé si ella me verá a mi. que curioso sería observarme a mi misma a lo lejos en la terraza. a que hora llego, lo que hago, donde miro. nada de voyeurs por favor. solo como un ejercicio de visualización. creo que nunca me había parado a pensar en lo que ocurre cuando cada mediodía abro esa puerta... mucho se ha escrito de las puertas que se cierran pero poco, muy poco de aquellas puertas que se abren sin vacilación. o como aquel poema de Iribarren que decía que las puertas entreabiertas solían ser las más irresistibles.
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hace ya mucho tiempo que me di cuenta que lo primero que olvidas cuando alguien desaparece sea el motivo que sea, es su voz. muchas veces he intentado recordar la voz de mi abuelo y ha sido imposible. como se olvidan las cosas? en que momento Le di al botón delete y todo quedó borrado? si dicen que solo usamos el diez por ciento del cerebro como puede ser que no recuerdes la voz de alguien especial? será que el cerebro no es capaz de vivir en el pasado y aunque nos cueste creer solo existe el aquí y el ahora? lo que yo pienso es que los recuerdos, incluidas las voces, no se almacenan en la cabeza sino que ocupan todos los espacios, y entonces, en el momento menos pensado, mientras pasas la hoja del libro que estás leyendo, mientras preparas el café o cuando echas a correr porque pierdes el bus ocurre algo y todo vuelve a tener la nitidez de siempre. a veces no hay que buscar ninguna explicación. simplemente las cosas ocurren. sin más. 
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lo que voy a empezar a contar ahora ya va por mal camino porque no soy capaz de recordar de quien es la cita de que llegado el momento oportuno  uno puede coger el telefono, abrir el listón telefónico y hablar con el escritor de turno  y decirle esto o aquello. yo ya llego tarde a esa llamada. bueno, seguramente Le habría enviado un whatsap. el caso es que yo habría llamado a George RR Martín. ese mismo. el que inventó todo el tinglado de juego de tronos. que para que le habría llamado. pues para decirle que lo de daenerys se hubiese podido solucionar si cuando hubiese llegado a San Juan de Gaztelugatxe con sus dragones  hubiese tocado la campana tres veces. eso daba suerte. ya lo sabes daenerys, donde fueres haz lo que vieres. 

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