lunes, 27 de abril de 2020

un planeta menos

0

antes de que empezara todo esto mis tallos de bambú empezaron a ponerse mustios. tres años en un vaso de tubo llevaban sin rechistar. conviviendo silenciosamente junto a mi libro favorito de Cartarescu. y de pronto las hojas se pusieron amarillas. ni idea de lo que estaba ocurriendo. lo único que podía pensar es que no se podían morir. esos tres tallos de bambú son mi fetiche, mi nexo con la casa, lo primero vivo que entró a casa después de mi. como iban a desaparecer. eso no estaba en el guión. en un acto de malabarismo extremo les quito las hojas secas mientras que con la otra intento no volcar el vaso. tengo un serio problema con eso de mover las cosas de sitio. en aprender a  hablar con las plantas marta orriols desbarata todo un micro universo del que solo sobreviven unos cuantos tiestos. será que mi bambú se han cansado de esperar eso de que hay que hablar con las plantas? a veces damos por sentado demasiadas cosas creyendo que todo orbita a nuestro alrededor cuando no debíamos de olvidar que somos más insignificantes que plutón. no vaya a ser que nos dejen con la palabra en la boca. 
.
puede que ya hayamos cruzado el Ecuador de esta cuarentena y a lo lejos se divisa algo parecido a la tierra. a mi me gusta la idea de considerarme una descubridora de este nuevo mundo. llegar con cautela, midiendo los pasos, imaginar que humanidad estará esperándonos...es un poco como como un viaje al futuro pero sin el coche, doc ni Michael j. Fox. Como estar en el prólogo de algo que se pinta inigualable. puede, si queremos, si nos dejan, si nos quitamos los prejuicios, que tengamos ante nosotros una hoja en blanco con el aliciente de que no pánico por  empezar a escribir de nuevo en la hoja en blanco  

0 comentarios:

Publicar un comentario