La
noche se adueñaba del mundo. La luna llena, casi rojiza, iluminaba
parpadeante las calles negras de la ciudad.
Una
niña pequeña es arropada por sus padres en la habitación de un
hotel romano. La creen dormida pero está fingiendo. Bajan confiados
a poner punto y final a una botella de champagne y culminar un largo
día de viaje.
La
puerta se cierra y la niña abre los ojos. Papá y mamá ya no están.
Salta de la cama. Corre hacia el armario. El bucle de sus rizos se
balancea suavemente por sus delicados hombros. Sabe lo que busca. Y
sabe donde encontrarlo. Ahí está la caja. La abre. Sus ojos se
iluminan y sus pupilas se contraen. No hay tiempo que perder. Se los
calza. Stilettos negros de suela roja ya gastada. Aroma de vida. La
luna se asoma por la ventana. Sofisticación contenida. Coquetea ante
el espejo. Se mira y el espejo la mira. Se los quita. Los guarda. La
función ha terminado. Vuelve a la cama pensando, soñando ya, en el
día que ella pise con fuerza el mundo de esos zapatos siendo la
dueña de aventuras vividas en color bermellón.
Bonito comienzo....vas a triunfar!!!
ResponderEliminarTriunfaremos...el exito a solas no sabe a nada!
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