Exigía mucho. Era absolutamente imprescindible que una falda, una chaqueta, siguieran, y aún más, favorecieran los gestos de la vida moderna: caminar, sentarse, comer, vivir con prisa.
Condenaba sin remisión y con elocuencia feroz todo aquello que en su opinión respondía a una estética de otro tiempo. Bastaba con que un modisto recurriese a corsés, ballenas o enaguas para que ella explotara: "¿ cómo van a poder ir y venir, vivir, en una palabra?"
Vivir. De esa exigencia acababa de nacer el estilo Chanel; un estilo que era su único orgullo. Adoptó la costumbre inglesa de poner la comodidad por encima de todo y concibió el lujo de otra manera: convirtió la sencillez en buen gusto.
Pero ¿de dónde salió esta mujer? Con unos orígenes oscuros que ella misma difuminó a lo largo de su vida, se sabe que su madre murió cuando ella era una niña y su padre desapareció, haciendo que Gabrielle pasase su infancia en un orfanato donde reinaba la soledad, el desamparo y la austeridad.
Comenzó su incursión en el mundo de la moda como vendedora en una mercería mientras soñaba con hacer carrera en el teatro y a la vez se enamoraba de Balsan, un joven de buena familia que le dio el empujón que necesitaba a nivel profesional y que terminó siendo su primera herida en el corazón.
Pero Gabrielle sacó partido a todo esto y vivió a fondo todo lo que el azar puso en su camino. Se suedieron el número de amantes y crecía su indefinible chispa que la hacia inolvidable para todos los que se cruzaban en su camino.
Y así nació Chanel. Asumiendo sin parpadear su doble papel de artesana y mujer de los negocios y compitiendo ferozmente con el modisto de la época, Paul Poiret, al que le robaría toda la clientela.
Llegó la guerra y la derrota francesa. Chanel desaparece a la par que le llueven las peores críticas, pero ella ni se inmuta. Sabe de sobra lo que tiene que hacer. Durante más de trece años estuvo en silencio hasta el dia que volvió a sentir su deseo de combate y volver a ser la mejor. Y el culpable de todo esto fue Christian Dior. El éxito de ambos fue inmenso.
Trabajó ferozmente. Nunca satisfecha, siempre exigiéndose más y mascullando entre dientes "esta colección me va a matar" .
Murió el 10 de enero de 1971, un domingo, su día de descanso. Así terminaba la labor de una mujer, la cual aseguraba, que sus ambiciones eran modestas: solo aspiraba a que un hombre la eligiese sobre todas y la amara para siempre. La felicidad auténtica. Pero el destino se lo negó.
"La innovación fallida es penosa. La reconstitución, siniestra"
"La comodidad tiene formas. El amor tiene colores. Una falda está hecha para cruzar las piernas y una sisa para cruzar los brazos"
Toda la biografía de Madamoiselle Coco Chanel en la obra El siglo de Chanel escrito por Edmond Charles-Roux
Muy interesante su biografía . Como genial que fue, una vida complicada.
ResponderEliminarpuede que de haber existido ese hombre hoy no existiese chanel...nunca se sabe!
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