miércoles, 3 de febrero de 2016

Calabazas...

3


Mi cita llega tarde. Muy tarde. Demasiado tarde. Da igual enfadarse,... exasperarse, suspirar, dar tres pasos firmes hacia la derecha, dar media vuelta y dar otros tres pasos hacia el camino inverso.
 Una vez ahí, volver al otro lado y así, una y otra vez. Mi cita llega tarde, muy tarde. Demasiado tarde… ¿Demasiado? ¿Qué significa demasiado? ¿Cómo se construyó esa palabra? No lo sé, la verdad. No tengo tan bien estudiado la asignatura de lenguaje humano.
Mi cita llega tarde, muy tarde y no sé qué hacer. Miro el móvil, me envió un mensaje desde WhatsApp diciendo que llega tarde. ¿Dónde se habrá metido esa mujer? Yo le iba a contar lo de García, de cómo le pararon los pies, lo del bulto que tengo en la rodilla ¿Dónde se habrá metido esa mujer? ¿A qué viene ahora Javier Krahe? Sí, es verdad. Mi cita llega tarde. Muy tarde.
 Demasiado tarde. Me aburro y tengo hambre.
 Cerca veo una chica muy guapa entrando en una cafetería con muy buena pinta. Allá que voy. Me siento en una de las mesas pegadas a las paredes de cristal. Se acerca el camarero a preguntarme qué deseo. Evidentemente, no le digo “hágame el favor de traerme a mi cita ya”. Con desgana pido una caña sin caer en la cuenta de que mi definición de caña y la que tiene el bar coincide en tamaño, cantidad y calidad. Para aumentar la dicha, acompaña la brillante, burbujeante y lustrosa rubia, cubierta con la justa cantidad de blanca espuma; un solomillo jugoso, en su salsa. 
  Finalmente llegó la cita cuando ya ni la esperaba. Había disfrutado de todo cuanto trajo el camarero, de las vistas, de leer lo que se decía en las redes, de oír lo que se contaban en las mesas de alrededores. La espera había pasado de ser un cúmulo de nerviosismo a convertirse en una excelente oportunidad para un íntimo y discreto diálogo con uno mismo.
 Mi cita llegó casi sin aliento y con el rostro desencajado de tanta prisa que se había dado.
“Cosas del trabajo”, empezó diciendo, mientras le ofrecía compartir mesa y que me acompañara en la búsqueda de la tercera caña.
Al final aprendí que e verdadero valor de esperar, consiste en disfrutar de la soledad.



Related Posts:

  • intermezzo cada día es una aventura. nunca sabes lo que puede pasar. pero hasta en los peores momentos hay una salida  que  te salva en el último mome… Read More
  • principiantes hoy es el primer día que escribo fuera de lo que yo llamaría mi zona de confort. he salido de las trincheras y hasta me he quitado los calcetines. me… Read More
  • waiting for... estoy segura que cuando pides un deseo se abre una brecha espacio temporal por donde se cuelan montones de otras cosas. los vamos a llamar los antide… Read More
  • distancia de rescate hay un libro de samanta schweblin que se titula distancia de rescate.  esto viene a cuento por todo lo que veo desde la terraza. la terra… Read More
  • how to be... Caroline de maigret escribió un libro titulado how to be Parisian wherever you are que traducido viene a ser Como parecer una parisina donde quiera qu… Read More

3 comentarios:

  1. Y Javier Khrae ??? Por que ??? Sentado frente a ti esperando y disfrutando de tu espera. Precioso relato !!

    ResponderEliminar
  2. Gracias de nuevo!!!!! Mil muackssss

    ResponderEliminar
  3. Gracias de nuevo!!!!! Mil muackssss

    ResponderEliminar