Bueno, pues aquí estaba “Responsable de Telecomunicaciones de un sitio donde ni siquiera saben que es la luz ni el agua corriente".
¡Me quería morir! Ya nada volverá a ser como antes, eso ya lo decía Dani Martín,: ¿dónse están esas fiestas glamourosas a las que asistia a diario? ¿Y mis relojes nuevos de estreno? ¿Y el club de moda al que asistía todos los miércoles? ¡Qué va a ser de mi!
Por lo menos la empresa me ofrece una casa.¡Pero qué casa!
Me dirigí hacia la oficina de correos y recogí el paquete que venía con la carta que me mando el jefe; tenía las llaves y algunas cosas que me servirían para pasar mi larga temporada en aquel lugar donde ya tenia una misión: hacer que no pareciera una aldea medieval. Cogi el paquete, cruce la única calle que había, llamada calle Real y en el número 60 establecí mi hogar para los próximos días, años, meses o quien sabe, toda la vida.
Saque la llave de mi bolsillo, me acerque a la puerta, giré la cerradura y abrí. Poco a poco vi como se me nublaban los ojos, como me sentía raro, como mi cuerpo empezaba a desvanecerse y caí al suelo.
CONTINUARÁ
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